La evaluación educativa es el conjunto de actividades programadas con la finalidad de recoger información sobre la situación, el proceso de aprendizaje y los conocimientos adquiridos del alumnado. La evaluación permite al profesorado, al alumnado y a la institución educativa reflexionar y tomar las decisiones adecuadas sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje y las estrategias didácticas llevadas a cabo hasta el momento.
La evaluación ha cambiado mucho en los últimos años. El uso de las TIC y de nuevas metodologías de aprendizaje, así como la introducción de las competencias básicas, ha favorecido nuevas formas de evaluar; las calificaciones ya no se limitan a mostrar el resultado de un examen.
Esta variedad ha provocado que las técnicas de estudio y las estrategias de aprendizaje deban adaptase a las nuevas realidades. Las técnicas adecuadas para estudiar para un examen tradicional no sirven para una prueba oral o para la evaluación continuada basada en proyectos.
Definición de los tipos de evaluación:
Según el momento de aplicación:
- Inicial: se realiza al inicio del curso académico
- Continua: Según la definición elaborada por el Gobierno de Canarias, la evaluación continua se realiza a lo largo de todo el proceso de aprendizaje de los alumnos y pretende describir e interpretar, no tanto medir y clasificar.
- Sumativa: Su objeto es conocer y valorar los resultados conseguidos por el alumno al finalizar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Así considerada recibe también el nombre de evaluación final.
- Diagnóstica: se inicia con la finalidad de tener un conocimiento real de las características del alumno.
- Formativa: Tiene una función de diagnóstico en las fases iniciales del proceso, y de orientación a lo largo de todo el proceso e incluso en la fase final, cuando el análisis de los resultados alcanzados tiene que proporcionar pistas para la reorientación de todos los elementos que han intervenido en él.
- Sumativa: al final como comprobación de los logros alcanzados.
- Interna: se ejecuta desde el centro y por parte del profesorado.
- Externa: se ejecuta a través de la mediación de agentes externos.
- Global: La evaluación global fija la atención en el conjunto de las áreas y, en particular, en los diferentes tipos de contenidos de enseñanza (hechos, conceptos y sistemas conceptuales; procedimientos; actitudes, valores y normas).
- Parcial: se evalúan determinados componentes.
- Auto-evaluación.: el alumnado evalúa su propio trabajo.
- Hetero-evaluación: el que evalúa y el evaluado no son la misma persona.
- Co-evaluación: hay una mutua evaluación entre el evaluador y el evaluado.
- Normativa: Usa estrategias basadas en normas estadísticas o en pautas de normalidad, y pretende determinar el lugar que el alumno ocupa en relación con el rendimiento de los alumnos de un grupo que han sido sometidos a pruebas de este tipo.
- Criterial: La evaluación criterial compara el progreso del alumno en relación con metas graduales establecidas previamente a partir de la situación inicial. Por tanto, fija la atención en el progreso personal del alumno, dejando de lado la comparación con otros compañeros.
Según Joan Riart, coordinador de la Colección de Cuadernos de Trabajo Personal de la Editorial ISEP, las técnicas de estudio conocidas, en gran medida, a todo el mundo le funcionan. En cambio, las estrategias a la hora de estudiar dependen de cada persona y se adaptan a las necesidades de cada uno.
Este último aspecto es fundamental, porque, aunque se tiene claro que cada materia o asignatura requiere unas técnicas de estudio diferentes, el alumnado debe conocer qué estrategias le funcionan a la hora de estudiar. Por eso, los expertos recomiendan a los estudiantes que, además de analizar su propio estilo de estudio, conozcan en profundidad la metodología de cada asignatura, la temática y el sistema de evaluación.
En función del sistema de evaluación y la complejidad del contenido a aprender, observamos que asignaturas requieren ejercicios de memorización, otras de técnicas de comprensión de ideas básicas, otras, creación de mapas conceptuales, etc. Sea como fuere, para estudiar es necesario dedicar un tiempo y si se organiza en unidades de tiempo concretas, mejor. Las técnicas de estudio están fuertemente vinculadas a las técnicas de organización; independientemente del tipo de evaluación a la que se debe hacer frente, es fundamental organizarse.
Si nos centramos en las técnicas de estudio útiles durante una evaluación continua, debemos tener en cuenta que este tipo de evaluación valora los esfuerzos y logros del alumnado llevados a cabo diariamente, a través de trabajos o bien controles periódicos, exposiciones individuales o grupales, deberes, etc. Este sistema estimula al alumno a estudiar cada día sin permitirle dejar las coses pendientes hasta el último momento. En este sentido, es fundamental la constancia y tener en cuenta a qué tipo de evaluación debemos hacer frente cada vez:
- Deberes: es obvio que los deberes hay que hacerlos diariamente. Lo ideal es hacer los deberes el mismo día en que se ha visto la lección, cuando aún está "fresca" la explicación
- Examen: Los expertos recomiendan preparar los exámenes desde el inicio del curso y de forma continuada, no sólo durante los días previos a la prueba. Es necesario fijarse un ritmo de estudio, que se intensificará a medida que se acerque la fecha. La planificación, determinar cuántas horas son necesarias por asignatura y dedicar un tiempo al repaso deben combinarse con un descanso adecuado y con evitar la ansiedad.
- Prueba oral: La mayor dificultad del examen oral obliga al estudiante a una preparación más concienzuda. La asignatura tiene que estar perfectamente dominada. En este caso, además de los aspectos citados en el examen, es necesario reforzar todo lo que contribuya a minimizar la tensión nerviosa.
- Presentación de trabajos: El primer paso es definir el tema (siempre y cuando no venga determinado por el profesor. Después, hay que tener claro la extensión y características para poder empezar a buscar la información. Una vez se determine la estructura del trabajo, se pasa a la redacción y a la elaboración de las conclusiones.
- Trabajo en grupo: A la complejidad que presenta cualquier proyecto, hay que añadir los problemas de relaciones personales que pueden surgir dentro del grupo. Una vez elegido el grupo es fundamental repartir las tareas, planificar el tiempo disponible e ir comprobando cómo avanza el proyecto.